martes, 11 de octubre de 2011

Capítulo 1

Genial.
La verdad es que no tengo ni idea de por donde empezar, porque creo que tengo demasiadas cosas que decir.
Empezaré por decir como me llamo, sí, creo que eso estará bien. Mi nombre es Nerea y ahora mismo tengo unos 14 años. Tuve que venirme a Vigo por cuestiones familiares (vamos a llamarlo así) y la verdad que en principio la idea no fue demasiado buena para mí.
No quería. Cada vez que se pasaba por la cabeza tener que dejar a mis amigos, a la gente que conozco por tener que ir a Vigo era irremediable que no me cayese alguna lágrima.
Para especificar más, mis padres comenzaron el proceso de divorcio por malos tratos producidos por mi padre hacia mi madre, mi hermano y hacia mí allá por mediados de julio y según el juez, nuestro abogado y demás "complot" de todo ese mundo, era mejor que nos vinieramos a vivir a Vigo, ya que hace 5 años es donde vivíamos.
¡Qué bien! A la mierda cinco años de amistades, de conocidos y demás. Eso al abogado no le importaba, ni lo más mínimo, ¿pero y yo? :S
Pero claro, aprendí de alguien que hay que ser justo y tener cabeza en esta vida y yo sabía perfectamente que aunque me doliese, lo mejor era ir a Vigo.
Y así fue como un 15 de septiembre ya estaba empezando las clases en un instituto de Vigo totalmente desconocido para mí. Eso sí, todo el verano de aquí para allá con nuestras cosas y con papeles y etc.
Menos mal que las cosas mejoraron por momentos.

3# Esa mirada tuya.

Bien. No me preguntes cómo, pero estaba yo ahí de pie mirándote, como suelo hacer a menudo.
Mirando esos ojos marrones tan bonitos que tienes. Y tú, te giraste y te diste cuenta de que yo te estaba observando. En ese instante, en ese preciso momento, se me pasaron mil cosas por la cabeza, un montón de ideas para decirte. Me encanta esa sudadera que llevas puesta, me encanta tu pelo, tus ojos me parecen preciosos, etc.
Pero no, esta vez iba a ser como las anteriores, no le iba a decir nada.
Tan solo agache la cabeza y seguí hablando con mis amigas, como si nada hubiese pasado.
Y es que, ¿cuántas oportunidades perdemos por la puta vergüenza?

2#

Supongo que soy una chica normal. Sufro los problemas típicos de amor, estudios y familia. No tengo nada diferente. Puede que sea algo más torpe que los demás, un poco desastre, despistada, desordenada, sensible e ilusa. Tiendo a olvidarlo todo, excepto las fechas importantes y aquello que me hace daño. Lloro mucho, más de lo que debería; pero también río bastante. Dicen que estoy loca, y no sé si eso es bueno; pero mi locura hace que desaparezcan muchas veces los problemas. Sí, los problemas típicos simplemente por ser quién soy. A pesar de mi bipolaridad, intento estar siempre con una sonrisa en la cara; excepto cuando cae la primera lágrima y ya no hay quién me pueda parar. Cuando se me mete algo en la cabeza, no me rindo hasta conseguirlo. Me preocupo por cualquier tontería, me obsesiono con cualquier cosa. He cambiado a lo largo del tiempo, pero en el fondo sigo siendo la misma. La misma tonta de siempre...


Ese algo que se llama Felicidad :)

Hay un sentimiento perdido en este mundo, tanta gente que es incapaz de sentir lo único que vale la pena en esta vida, yo misma me implico, soy una de esas tantas personas que no sienten la felicidad, es difícil llegar a sentirla en este instante en el que estamos.
Miro a mi alrededor y lo único que veo son sueños rotos, peleas, falsedad, gente que no sabe cuando parar de dañar, solo veo personas a las que solo les importa las apariencias, y que por el contrario están demasiado ciegas para ver la realidad, que se dejan llevar por cualquier situación o persona, veo desamores, y amores que nunca llegaran a conocerse por el simple miedo de perderlo todo, miedo, ese es exactamente nuestro problema, no sentimos la felicidad por que nos da miedo que un día todo lo que hemos conseguido se derrumbe y caigamos demasiado fuerte para poder volver a levantarnos, en cambio creemos que si no somos felices pase lo que pase, estaremos preparados, no sentiremos tanto el vacio, que no será una caída tan elevada, pero nos equivocamos va a ser la misma caída pero sin antes haber sido felices.
Tenemos que aprender a superar nuestros miedos, a dejar las nubes atrás y llegar hasta la luna, a intentar subir a lo más alto, a saber que las desilusiones no son una caída sino una enseñanza que nos ayuda a ver realmente lo que ocurre a nuestro alrededor y a no caer más, pero nada de lo que quieras hacer, conseguir o alcanzar será posible sin ella, la felicidad, porque no sintiéndola nunca estas en una eterna caída que nunca acaba y esta lo creas o no es una verdad de la que algunos no llegan a percatarse nunca.